132 días. Ese ha sido el periodo en el que el Belmonte no vio perder a su equipo. Pero, al igual que todo empieza, todo acaba. Y luego vuelve a empezar. El cuadro blanco cayó ante el Granada en un choque en el que el cuadro nazarí demostró su poder pero, a la vez, el nuestro sus dones y gallardía.
En un ambiente de puro fútbol, con un campo al roce del lleno y las gargantas de ambas aficiones a plena voz, el inicio fue eléctrico, con superioridad visitante. El Alba, mediante contras, trató de acercarse a la meta rival, aupados por las miles de almas blancas. Con el paso del tiempo, el Albacete fue teniendo posesiones más largas, aunque de poco valió cuando a la media hora de partido, el máximo artillero de la categoría hizo acto de presencia.
Uzuni se movió con rapidez en el área para adelantar a los suyos. Los nuestros tocaron todos sus interruptorespara no apagarse. Y tampoco lo hicieron cuando en el minuto diez del segundo acto, Ricard abrió brecha con un buen golpeo desde dentro del área.
Tal fue la respuesta del cuadro de Albés, que siete minutos después, Higinio recortó distancias y agrandó los decibelios en el estadio. El ’12’ aprovechó una gran asistencia de Fuster para batir con un potente chut al guardameta granadino.
De ahí al final, el Albacete tocó el cuero y rozó el gol. Con varias llegadas prometedoras pero especialmente en tiempo de descuento, casi en la última jugada con un magnifica centro de Riki que remató Olaetxea en el segundo palo. Ahí acabó el partido y la racha del Alba en casa. Pero ahora llega una etapa muy emocionante:los nuevos comienzos, pero desde un punto de vista mucho más halagüeño.