La mítica banda ‘Los Piratas’ cantaban “no te echaré de menos en septiembre”, en una de sus canciones más conocidas. Abogaban por un verano muerto dentro de una melodía llena de hastío. El Alba, con todo menos hastío, no echa de menos en septiembre lo mejor que tuvo un verano muy vivo, porque se lo trajo con él: la intensidad, la pasión, la conexión con su gente y las ganas por la portería contraria.
Tampoco lo peor que vimos antes de septiembre: porque en un trabajo coral reseñable, dejó su puerta a cero, no permitió superioridad del rival y no solo fue por delante por primera vez en el curso, sino que en ningún momento fue abajo. La imbatibilidad es lo que tiene.
Y tenía que ser en septiembre. Tenía que ser ante más de 11.000 albacetistas en la semana en la que se cerró una campaña con cinco cifras pero con infinito orgullo. En el partido liguero que prologa la Feria. Porque la Virgen de Los Llanos no se merecía que en su día los devotos le pidieran la primera victoria del Alba esta campaña. Suficiente favores nos ha hecho. Y los que quedan.
El partido fue tan completo que cuesta condensarlo. Pasó muchísimo. Y todo bueno. Y la mayoría excepcional. El equipo dominaba, tocaba, avanzaba y llegaba. La afición notaba que este iba a ser un viernes mágico y cubría cada acción con su halo. Y de tanta magia, apareció el Mago. Con mayúscula, porque no hay otra forma de escribirlo.
Fuster colgó un regalo desde el córner en el minuto 17 y Djetei, tan agradecido como abnegado, lo aprovechó. Cabezazo y para la red. Pudieron llegar más, pero el Real Valladolid, que hace pocos meses jugaba en Primera, enseñó sus cartas.
Ya fue en la segunda parte cuando el Alba se dobló a sí mismo con la fuerza que le caracteriza. Dani Escriche, novedad en el once, asistió a Agus, otra novedad de salida. El ‘4’ empaló un gol colosal que provocó el griterío del público.
De ahí al final, el Albacete hizo las delicias de su parroquia con jugadas de mérito y llegadas de peligro. A punto estuvo de llegar el tercer gol, pero la fiesta acabó. Y con todos los asistentes de blanco unidos en una voz.