La vida es contradicción. La vida es un cúmulo de detalles.
Y nada se parece más a la vida que el fútbol. Y en una tarde de domingo en el Belmonte hay muchísimo fútbol. Porque sufrir para disfrutar es contradictorio y parte de la vida. Porque un detalle te cambia todo. Un disparo rival que besa el palo.
Un movimiento de presión que acelera un ataque vertiginoso
Ambas cosas pasaron, ambas cosas implicaron segundos sin respiración en más de once mil personas en la grada. Y todo eso y más, llevó al Alba al triunfo. La segunda del curso en la jornada dos. Porque lo que no es un detalle ni pasa desapercibido es el inicio de un equipo que sufriendo, está haciendo disfrutar a los suyos. Y los suyos son cada vez más. Más de once mil personas. En agosto. No es cualquier cosa, lo es todo. El albacetismo está con su equipo y su equipo está en estado de gracia, hasta sufriendo.
Porque no fue una tarde sencilla
El Elche, un equipo de altura, se hizo con el control de la bola, movió el cuero por el verde del Belmonte y obligó a los nuestros a apretar los dientes. Y lo hicieron. El Alba no solo aguantó el estilo ilicitano, sino que también tuvo ocasiones en campo ajeno. Juanma, Quiles y especialmente Fidel, que guardaba el dulce para hincárselo en la segunda mitad. Entre media, el Elche casi marcó, pero la defensa, Raúl Lizoain y la Virgen de los Llanos, en esa acción que acabó en el palo.
Tras una primera mitad
Tan fácil de digerir como un potaje de garbanzos, el Alba degustó un postre más sabroso. En el segundo acto se vio un Alba con más posesión, más cómodo, más él mismo. Y fruto de ello llegó el gol. Y lo hizo quien, probablemente, más lo estaba mereciendo: Fidel Chaves.
El ’10’ albacetista, inasequible al desaliento
Culminó de manera elegante un gran trabajo en equipo. En el minuto 53, Rai Marchan presionó la salida de balón, consiguió robarlo para que Juanma García, ya en el área, se moviese de forma acertada para asistir a Fidel. Y para las redes ilicitanas.
1-0 y nuevo ejercicio de resistencia en el que se vio a un grupo unido y que se ayuda en los esfuerzos sin balón a la vez que se coordinan cuando el cuero está en su bando. Así acabó la segunda victoria de un inicio soñado.
El triunfo y la alegría en casa











































