El Alba necesitaba un triunfo, más por lo metafísico que por lo terrenal, que también. Los datos acuciaban y la realidad apretaba, pero el Alba se soltó para atar un triunfo importante que sirvió para darle una alegría a la parroquia albacetista en su propio templo.
Un duelo de digestión pesada a la hora de comer, en el que hubo que masticar para animar el gaznate. Porque era un partido con mucho en juego. Dos equipo, sendas malas dinámicas y una necesidad imperiosa de sumar para no verse más abajo.
El Tenerife, en zona de descenso, salió con la ambición que da la urgencia. El Alba frenó el ímpetu y pasó a controlar el balón y protagonizar las llegadas más significativas. Juanma, Quiles e Higinio intercambiaban posiciones, combinaban jugadas y miraban al arco. Así llegó la acción que desencadenó el gol. El ’21’ filtró un pase para el ’9’ que fue derribado en el área. Pena máxima y alegría mayúscula merced a Higinio, que transformó desde los once metros.
De ahí al descanso, el Alba siguió controlando desde la posesión y aproximándose siempre que se abría una posibilidad. Pero sin más cambios en el marcador antes del ecuador.
La segunda parte fue un cúmulo de circunstancias y una suerte de pequeños detalles que de haber sido un poco distintos hubiesen provocado un gran cambio en el devenir de acontecimientos. Juana, Riki, Higinio y especialmente Quiles estuvieron cerca de doblar la ventaja, con ocasiones realmente peligrosas, pero el cambio llegó en la otra parte del campo, en el área local.
Como un deja vú, un espasmo fruto de la memoria muscular, el Belmonte vio como Maikel Mesa enganchaba un potentísimo disparo desde la frontal que entró como un trueno en las redes. 1-1 y fantasmas que rápidamente iban a ser expulsados. Porque en el 81, cinco minutos después del empate, Morci culminaba una buena jugada coral para restablecer la ventaja manchega.
De nuevo por delante y un nuevo reto de aguantar la ventaja, esta vez cerrado con éxito ante una hinchada que vio recompensado su esfuerzo por alentar a los suyos. Veinte puntos y el aire, como el vendaval que es este equipo cuando está unido, que cambia de dirección.