La gira terminó con un buen resultado
Los de Alberto González iniciaban su particular ‘Vuelta’ a España que contaba con cinco etapas en apenas dos semanas. Arrancaba en casa, en el Belmonte y ponía fin en Santander, pasando por Barcelona y Almería. Todas las etapas fueron duras, pero el gran puerto de montaña era el último. El de El Sardinero. Y acabó en alto.
Un buen inicio sin premio
El Alba comenzó bien, con firmeza, plantando cara a un equipo que solo había concedido una derrota en su estadio. Riki y Javi Rueda pusieron en serios aprietos a un Jokin Ezkieta que negó el tanto albacetista hasta en cuatro ocasiones. Sin embargo, los locales tuvieron más acierto, tras trenzar una buena jugada colectiva que culminó Sangalli al segundo palo adelantando al Real Racing. Además, Alberto se vio obligado a mover el banquillo y dar entrada a Morci por unas molestias de Fidel.
No bajaría los brazos el Alba pese a que la cuesta era cada vez más erguida y terminó la primera mitad en campo rival. De hecho, la polémica se alzó como protagonista antes del paso por vestuarios por una posible mano dentro del área del conjunto cántabro que fue muy protestada por los jugadores hoy de granate, pero que, tanto el colegiado, como el VAR, no lo vieron como penalti.
El Alba siguió insistiendo
Volvía a rodar el balón y los manchegos seguían pedaleando con el mismo espíritu y energía en busca del empate. De nuevo el capitán albacetista gozó de varias oportunidades para anotar, pero Ezkieta salvaba a su equipo de nuevo.
No fue hasta el ecuador del segundo tiempo cuando Morci sacó la escuadra y el cartabón para poner un centro magnífico desde la banda izquierda para que Alberto Quiles anotase un gol de auténtico ‘killer’ y mantuviera su idílio con el gol.
El Alba regresaba con el pelotón y supo mantener el ritmo gracias a un excelso Lizoain que en la última jugada del choque sacó una mano magistral para que el equipo no cayese y así cruzar la línea de meta.
El equipo saca un punto que vale más que eso. Sin embargo, el fútbol, ahora mismo, es lo más importante de las cosas menos importantes. Nuestro objetivo era en El Sardinero, pero nuestra mente estuvo puesta en Letur, nuestra tierra, y en Valencia, donde esperamos que todos los albacetistas se hayan olvidado de todo lo malo, aunque sea, durante 90 minutos.