La vida son instantes y el Alba, aunque lo buscase de forma insistente, se fue sin puntos. Una acción en los instantes finales desequilibró un duelo condenado al empate.
En el minuto 88, el Cádiz obtuvo un penalti por derribo de Álvaro a Chris Ramos en el área manchega. Fue la única forma de romper la igualdad, la única forma de impedir la tercera puerta a cero en el arco manchego consecutiva, la manera en la que el Alba fue privado de encadenar sólo una derrota en ocho partidos.
No fue así y la estadística no queda tan bien decorada, pero aún así marca un mensaje indudable: el Alba va por el buen camino, aunque hoy haya tropezado.
Porque antes de hacerlo, camino erguido, con orgullo y personalidad. Y fue el equipo que más cerca estuvo de marcar. Una muy buena primera parte dejó un buen regusto pese a faltar el bocado del gol. Lo probó Quiles, estuvo cerca Juanma y a punto Morci con un potente disparo.
No se dio tampoco en el segundo acto, en el que el Alba aguantó bien las acometidas amarillas, mostrándose sólido y saliendo con criterio con la bola.
Así, y con cambios en ambos bandos, transcurrió el partido hasta esa maldita acción que dejó los tres puntos en Cádiz.
Lo malo del fútbol es que no te deja disfrutar de los malos momentos y lo bueno, que te da opción de pasar página de los malos. En menos de 72 horas, en casa, un nuevo partido. Y el Alba seguirá caminando erguido.